En 2013 el plano de demoler el parque Gezi, que se encuentra directamente al lado de la plaza Taksim, y de construir en el mismo lugar un centro comercial del estilo Ottoman era la última gota que hizo el balde rebosar. Ese plano continuó una serie larga de proyectos con un toque de gentrificación y el apoyo personal del primer ministro Recep Tayyip Erdoğan. Rapidamente los disturbios, que probablemente se producieron del enojo por la perdida de un parque, guiaron a una conciencia muy elevada sobre una cantidad de problemas políticas. Finalmente se encendió la ola de protestas más grande en la última historia de Turquía.