Las insurrecciones de Gezi en Estambul: el primer anniversario - Sobre lo que queda y se afirma un año después de las revueltas más grandes de Turquía

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En 2013 el plano de demoler el parque Gezi, que se encuentra directamente al lado de la plaza Taksim, y de construir en el mismo lugar un centro comercial del estilo Ottoman era la última gota que hizo el balde rebosar. Ese plano continuó una serie larga de proyectos con un toque de gentrificación y el apoyo personal del primer ministro Recep Tayyip Erdoğan. Rapidamente los disturbios, que probablemente se producieron del enojo por la perdida de un parque, guiaron a una conciencia muy elevada sobre una cantidad de problemas políticas. Finalmente se encendió la ola de protestas más grande en la última historia de Turquía.

 

Pronto el interés del gobierno se cambió de la construcción de un centro comercial a la desarticulación de los revueltas. Unxs cien miles en las calles demostaron a su punto de vista. Según la organisación turca de médicos ocho personas perdieron su vida y 8.000 resultaron heridxs oficialmente.

 

Un año después los planos por el parque de Gezi están momentáneamente suspendidos pero las ideas de las protestas siguen viviendo en distintos lugares de la sociedad turca. Demostrando obstinadamente que no quiere aprender, Erdoğan hizo remover todos los criticos en policía y judicativa. También aumentó la presión a los medios de información con el intento de sofocar toda crítica en sus origenes. Por el papel importante de las medias sociales durante los levantamientos para un tiempo Twitter no funcionó más en Turquía y YouTube sigue oficialmente inaccesible. Como esperado el ambiente se volvió más y más tenso lo mas que se acercó el aniversario de las protestas para el 31 de mayo.

 

Temprano ese día ya era claro que las autoridades no tenían ninguna intención de tolerar cualquier forma de protesta cerca de lugares cruciales de los conflictos del último año ni de tolerar protestas en general. La policía bloqueó una cantidad de calles y partes grandes del transporte público mantenieron cerrados a partir de la tarde para dificultar el acceso al centro de Estambul. Antiinsurrectos acordonaron la zona al alrededor de Gezi y centurias de policía de civil, armados con porras, patrullaron por las calles cercanas. La calle comercial principal Istikal, cual tiene conección directa a la plaza de Taksim, se encontró completamente enrodeada por la policía: Todas las calles laterales estaban bloqueados porque jugaron un papel importante durante los levantamientos de 2013. Grupos de protestantes posibles y turistas desconcertadxs vagaron por la calle y observaron el escenario curioso. Transeúntes y propietarixs de tiendas aconsejaron a lxs turistas dar atención: “Cuidado con la policía! No les importa quien sos. Te pueden herir y lo van a hacer si te encuentras en el lugar falso por un momento desfavorable.”

 

La convocación oficial para las protestas era para los 7 de la tarde. Algunos intentaron llegar a Gezi, leer declamaciones y depositar en el suelo flores en memoria de los muertos de 2013. Pero pronto resultó imposible. Cerca de Taksim cientos de personas se juntaron y escandieron lemas como: “Dimiten, asesinos de la AKP” y “Taksim está por todos lados, resistencia está por todos lados”. Ya muy pronto la policía empezó a dispersar a grupos grandes y pequeños con el uso de gas lacrimógeno, camiones cisternas y distintos variedades de munición no-mortal. Por toda la calle Istikal y en los lugares cercanos turistas y otrxs transeúntes se huyeron en cafés y lobbies de hoteles. Varios periodistas fueron heridxs por las líneas de policías avanzandos. A uno le dispararon con balas de pimienta en la cara desde poca distancia. Las advertencias de antes resultaron correctas: La policía no dió muchas muestras de distinguir entre transeúntes, turistas y protestantes.

 

A lo largo de Istikal unos cientos de protestantes con transparentes se alejaron fuera de la policía hacia la dirección de la calle del Bósforo. En multiples barrios las ventanas se abrieron por todo lados y el ruido de cacerolazos y sartenazos sonaba por las calles como expresión de apoyo. Acumulaciones de protestantes rapidamente fueron dispersadas en grupos de entre 30 y 100 personas, que vagaron por todos lados.

 

Aunque ninguna acumulación mayor de insurrección se pude formar, las colisiones entre la gente y la policía siguieron hasta la medianoche. Durante un ataque a un grupo de 40 personas cerca de Taksim alguien escuchó un antidisturbio quejarse: “Hemos dispersado esa gente ya siete o ocho veces – y solamente siguen volviendo!” Las precauciones duros de las autoridades cumplieron su destino referente a la deliminación de la dimensión y la fuerza de las protestas – pero la constancia y la tenacidad de lxs participantes obviamente no se dejaron delimitar considerablemente.

 

Ese día 80 personas fueron detenidxs y según la asociación turca para los Derechos Humanos 13 personas resultaron heridxs. Según las conclusiones extendidos el último número debe referirse solamente a lxs que fueron hospitalizadxs. Ese sábado 31 de Mayo solamente en Estambul 25.000 de policías estaban operando y 50 TOMAs (camiones cisternas) se encontraron en las calles. Durante el día la policía también intentó a desarticular protestas en Ankara y Adana.

 

<El legado real de Gezi?>

 

Los vestigios reales del “espíritu de las insurrecciones de Gezi 2013” no debe reflejarse solamente en los choques entre autoridades y habitantes enojadxs. En vez de desaparecer en la historiografía más reciente como una serie simple de protestas parece que las experiencias hechas en conexión con Gezi han bajado significantemente las barreras entre distintos partes de la sociedad turca y un entendimiento nuevo de intereses comunes y espacios colectivos se derivó. Parece que un muro de angustia fue derribado y que por eso muchos problemas políticas resultan mucho más rapido en palabras dichas. Una parte mucho más grande de la sociedad logró conciencia sobre la naturaleza y estructura de violencia estatal y policial y sobre el hecho que la justicia no está siempre tan justo como pretende ser. Muchxs aprendieron de encarar las autoridades con más precaución y esceptismo. Una conciencia sobre conflictos en conexión con gentrificación y deplazamiento surgió tanto como una posición creciente de no dejar pasar inadvertidos decisiones sobre espacios vitales.

 

Seglaristas, conservativos religiosos, turcxs nacionalistas y kurdos, alevis y sunitas, hombres y mujeres – varios muros de separación parecen un poco más fino como un año antes. Antes de Gezi distintos organisaciones a penas lograron juntar unas dozenas de personas para manifestarse por derechos trabajadores. Ahora las protestas por la catástrofe de mineria en Soma reunieron unos miles de participantes que decidieron tomar el riesgo de violencia policial para mostrar su solidaridad. Movimientos sociales e ideas sobre las posibilidades de atacar el dominio crecieron muchos durante el último año: foros vecindarios, ocupaciones y observadorxs voluntarixs de las elecciones pueden estar enumerados como solamente unos pocos ejemplos de experimentos sociales que actualmente tienen lugar.

 

Muchos perciben que esos cambios por lo menos parcialmente pueden estar atribuidos a Gezi - aunque ninguna verdad absoluta puede estar escopleada en granito. Se reducirá el “espíritu de Gezi” a sólo un día de aniversario simbólico que será solamente un ritual muerto más – o avanzará echando chispas y encendiendo más y más variedades de movimientos sociales y luchas contra el poder y dominio? Nos mostrará el tiempo.

 

 

 

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